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“Soy un ‘francotirador’ de izquierda”: Delimiro Moreno

Sus actividades políticas a comienzos de la década de los años sesenta fueron observadas por organismos de seguridad del Estado en Antioquia. Cada discurso era reportado por agentes encubiertos a sus superiores en Medellín y Bogotá.

Especial para VerdadAbierta.com: Laura María Poveda Molina y Natalia Lancheros Rodríguez, de la Unidad de Investigación Periodística Politécnico Grancolombiano.

Su voz grave, pausada y, ocasionalmente temblorosa, delatan la avanzada edad de Delimiro Moreno Calderón, un antioqueño autodidacta, dedicado a la historia, profundo conocedor del comunismo y el periodismo en Colombia, quien reside, desde hace varios años en la ciudad de Neiva, Huila.

El tono al hablar está impregnado de un aire de cortesía y caballerosidad. Se percibe en sus respuestas a un hombre sabio y con experiencias de una vida singular, registrada, por fragmentos, en documentos de organismos de Seguridad del Estado por sus labores “comunistas”, hace más de cinco décadas, y conocidos por este portal.

Su memoria es alucinante y la capacidad de narrar las anécdotas que están ligadas a la historia del país sorprende. Pero asombra más que se defina, sin miedo, como “un ‘francotirador’ de izquierda”, porque no se inclina, ni subyuga, ante ningún partido político.

Delimiro nació en 1932 en el municipio de Bello, Antioquia. Las vivencias en aquella ciudad obrera, donde había varias empresas de textiles, le enseñaron, desde temprana edad, a estar inconforme con el modelo de vida establecido, la política tradicional y el trato desigual que recibía la clase trabajadora.

Creció en un hogar de clase media en el que era el mayor de ocho hermanos. Su madre, María Mercedes Calderón Zuluaga, era ama de casa y tenía un pensamiento conservador, circunstancia que la llevaría a distanciarse de su hijo en su juventud.

Su padre, Octavio Moreno Arango, fue ejemplo de un trabajador digno. Le enseñó a confeccionar peines y otros artículos de la cornamenta de las vacas. Laboraba como independiente para sostener a su familia, sin necesidad de trabajar en una fábrica. Delimiro resalta que él le inculcó el respeto y la tolerancia por el pensamiento de los demás, así fuera muy distinto al suyo. 

Surge el PCC

En los albores de la década de los años treinta, la batalla del proletariado por mejores condiciones de vida, tanto en el campo como en la ciudad, y sus persistentes críticas contra sectores políticos hegemónicos y el modelo capitalista, se empezó a sentir con mucha fuerza, lo que dio origen, en 1930, a la fundación del Partido Comunista de Colombia (PCC), que alzaba sus banderas en el país para expresar su respaldo a los trabajadores, la lucha por la tierra y por un salario más justo.

Muchos jóvenes se sintieron identificados con esa lucha, entre ellos Delimiro. Tras dedicar parte de su tiempo a la lectura y el estudio del pensamiento del caudillo del Partido Liberal, Jorge Eliécer Gaitán, con el que se sentía representado, decidió unirse al Partido Comunista cuando contaba con 16 años de edad.

“Las condiciones de trabajo de los obreros y el salario que recibían eran humillante porque no era de acuerdo a las necesidades del ser humano”, explica Delimiro, quien agrega que esas circunstancias lo impulsaron a militar activamente en el PCC, en las ciudades de Medellín y Bogotá. Su labor implicaba “no sólo repartir volantes sino también redactarlos», y así llegó a ser secretario político del Partido, un honroso cargo para aquellos convulsionados años.

Los primeros pasos de Delimiro en el PCC fueron guiados por “un señor agitador comunista, Erohin Grajales”, quien lo introdujo en un movimiento que venía con gran fuerza para pelear por quienes lo necesitaban, siguiendo las luchas que daba el comunismo en varias partes del mundo. Sus primeros compañeros de militancia fueron Pastor Pérez y Gerardo Campos.

En tono reflexivo, explica que la militancia en un movimiento político de izquierda implicaba un camino de logros, pero también de grandes dificultades: «Prácticamente fui aislado de la familia desde que tenía 18 años. Durante mi militancia estuve trabajando en la Agencia France-Presse con Alberto Aguirre y luego en El Correo como redactor. Cuando el director de ese diario se dio cuenta de que yo era comunista, me echó”.

Y agrega: “Cuando ingresé al Partido yo era redactor de noticias, traductor de francés al castellano en la Agencia France-Presse de Medellín, entonces para el Partido en general, no solamente para la célula a la que había ingresado, no solo para la dirección nacional del partido, me convertí en un personaje importante porque por el hecho de trabajar en la France-Presse tenía información de los países socialistas”.

Perseguido

Ilustración: Vanessa Martínez.

Pero no sólo los empresarios tenían serios reparos con activistas que, como Delimiro, pertenecían al PCC a mediados del siglo XX. Los organismos de seguridad estatales consideraban que sus labores en sindicatos, universidades y barrios marginales eran desestabilizadoras y generaban desorden público, por lo que eran observados constantemente y sus andanzas registradas en informes secretos.

En la década de los sesenta, cuando se sentía con rigor en el mundo la llamada Guerra Fría, que enfrentaba a Estados Unidos con la URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), y que en América Latina se expresaba a través de las tensiones que generó el triunfo, en 1959, de la revolución cubana, el Departamento Administrativo de Seguridad (DAS) fue acucioso en reportar las actividades de los miembros del PCC en el país, y especialmente en Antioquia.

Delimiro fue uno de los observados en aquellos años. Así consta en un reporte quincenal preparado por el DAS para sus superiores en Bogotá y remitido a las autoridades antioqueñas el 10 de enero de 1963. El informe alude a uno de sus discursos, pronunciado durante una huelga de la empresa de textiles Coltejer, en el que se evidencian tensiones entre el PCC nacional y las fuerzas de izquierda antioqueñas.

“Dice nuestro informante: con motivo de los acontecimientos suscitados en la huelga de Coltejer, se presentaron algunas diferencias entre elementos del P.C y P.R.S y FUAR y demás movimientos revolucionarios, el grupo más activo el del PRS formuló fuertes críticas al PC por su ‘inconducente intervención en el conflicto y elaboró la acción del PRS por intermedio de su dirigente DELIMIRO MORENO’. Dijo este que el movimiento trabajó con gran altura porque en todo momento estuvo planteando a los trabajadores la tesis de que mientras viviéramos en un país capitalista las luchas por reivindicaciones económicas se presentarían”.

Por el cargo que alcanzó Delimiro dentro del Partido, sus actividades comenzaron a ser registradas con más detalle en los informes de inteligencia. Así quedó expresado en uno de los reportes, fechado el 15 de mayo de 1963: “Se tiene conocimiento que varios camaradas entre ellos DELIMIRO MORENO CALDERÓN (sic), repartieron en esa ciudad varias hojas volantes de carácter subversivo donde se critica la actuación del gobierno y solicita la nacionalización de los petróleos”.

Esas actividades eran consideradas por las autoridades estatales como incitadoras del desorden social, por eso es que, según Delimiro, “había que ser clandestino, no decir que era comunista. Había que utilizar para el trabajo un seudónimo, un alias, llamarse de otra manera”. A él lo reconocían como ‘Luis’.

“Ser comunista en los años sesenta y setenta era prácticamente un delito, prácticamente era ser señalado como un enemigo de la sociedad”, afirma Delimiro, quien relata que, en diferentes ocasiones, fue intimidado y amenazado por “la Policía, el Ejército y el DAS. Los agentes estaban dedicados no solamente a perseguir la delincuencia, sino a la inconformidad social y, ante todo, a perseguir a los comunistas”.

Fue detenido en dos ocasiones, recuerda, pero de eso habla poco, aunque reconoce que “recibí muchas persecuciones y muchas estigmatizaciones del establecimiento y de sus líderes políticos”. Además, explica que “la persecución contra el comunista empezaba fundamentalmente privándoles de su derecho al trabajo, no los empleaban en ninguna parte, en ninguna fábrica, en ninguna oficina. “Dañar por hambre a las personas”, esa era la expresión.

Se retira del PCC

En los primeros años de la década de los sesenta, debido a divergencias entre los comités del PCC, decidió retirarse con otros miembros para conformar la organización Acción Revolucionaria Colombiana (ARCO) que, en 1963, se fusionó con grupos de estudiantes e intelectuales de Bogotá para formar el Partido de la Revolución Socialista (PRS), entre ellos estaba el intelectual Estanislao Zuleta.

Pero al poco tiempo, por nuevas diferencias con sus camaradas, Delimiro se retiró. Para el mes de septiembre de ese año había dejado toda actividad política para, posteriormente, radicarse en Neiva, donde continuaría su labor como periodista.

No obstante, el DAS continuó siguiéndole los pasos. Un reporte quincenal, fechado el 9 de febrero de 1964, evidencia que lo mantenían bajo observación. El informe dice que “se ha notado gran actividad por parte de los camaradas antioqueños, Elohín Grajales, Joaquín Herrón Secretario Político del Partido, Mario Solorzano, Horacio Ruiz, Rafael Arredondo Builes, Joaquín Araque, Helena López, Jaime Jaramillo, Argemiro Jaramillo Arbeláez quien se unió al grupo ANAPO, Gastón Iván López, Delimiro Moreno Calderón quien se radicó definitivamente en Neiva (Huila) y visita semanalmente a esta ciudad”.

En la capital huilense se desempeñó como jefe de redacción del Radio Periódico del Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) y luego del periódico Diario del Huila en el que trabajó por varias décadas. Hoy, a sus 88 años y con la sabiduría que lo caracteriza, Delimiro pone en retrospectiva la situación actual de los jóvenes afines con la izquierda y la compara con lo que se vivía hace más de 50 años.

“Los que están en este momento en la actividad política revolucionaria sienten que son perseguidos, pero no saben que la persecución en nuestro tiempo era mucho mayor, hasta el punto de que nos silenciaban casi totalmente”, dice.

Y agrega: “La actividad nuestra tenía que ser boca a boca, en reuniones pequeñísimas. No se expresaba, como ahora, por la radio, por la televisión, por la gran prensa, por los medios audiovisuales, las redes sociales, el Internet, todos los medios que actualmente están a disposición de todo el mundo. Ahora hay mayor libertad de expresión, mayor libertad de prensa, los medios, los hombres y las ideas de izquierda tienen por lo menos divulgación en los grandes medios”. 

Delimiro recuerda qué se sentía en su juventud, como parte del PCC, lejos de sus seres queridos, y en medio de la confrontación ideológica con el Estado en defensa de las comunidades menos favorecidas: “Adrenalina y mucha fuerza y mucha energía y mucha consciencia. Creo que las luchas y las persecuciones nos impulsaban a ser cada vez más serios y más radicales en nuestras ideas. Miedo poco, porque si nos hubiera dado miedo simplemente no hubiéramos persistido en la acción”.

En su lugar de retiro en Neiva y tras más de 30 años de labor periodística, Delimiro vive tranquilo y en familia, sin parar de leer, ni escribir, disfrutando de su pensión: “Estoy jubilado, haciendo una tarea de divulgación intelectual, pero reafirmo, no de activista político. Creo estar viviendo una de mis mejores épocas”.

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Sus actividades políticas a comienzos de la década de los años sesenta fueron observadas por organismos de seguridad del Estado en Antioquia. Cada discurso era reportado por agentes encubiertos a sus superiores en Medellín y Bogotá.

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